- Tienes que salvarte.
- No, no me iré sin tí.
- Tienes más posibilidades de salir de esto que yo, y lo sabes.
- ¡Joder, parece que no lo entiendes! ¡Eres mi hermana! ¡Te quiero! ¡No quiero dejarte aquí! ¡Te hice una promesa, saldríamos sanas y salvas de todo esto!
- Te lo diré otra vez. Sálvate tú. Escapa de aquí, vive tu vida, esa que nos hicieron olvidar al entrar aquí.
- No, por favor... No quiero que te quedes aquí. No.
- Hazlo por mí, por favor. De verdad. - Me miró sonriente, con lágirmas en los ojos. - Sé feliz por las dos.
- No... ¡No! ¡NOOOO!
Salí volando por los aires, mientras ella me miraba y me sonreía, diciéndome adiós con la mano. Había perdido a mi hermana, la única por la que daría mi vida. Ahora tenía algo muy claro en mente; iba a luchar hasta el final por mi vida, para poder vivir la vida a la que mi hermana acababa de renunciar.
1 comentario:
Gran texto, sí señor ;)
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