Soñar. Creer. Crecer. Observar. Escuchar. Vivir, en
definitiva.
Podemos creer que nuestra vida no es buena,
que no tenemos más de lo que podíamos merecernos. Que no es justa con nosotros.
Cierto, pero también nosotros nos buscamos lo
que pasa con nuestra vida. Creemos que somos invencibles, pero en realidad
somos tan frágiles como un roble ante una tempestad. Buscamos cosas que creemos
que son reales, pero sólo podemos tenerlas cuando cerramos los ojos.
Entonces, ¿cuál es nuestro cometido en esta
vida? Para algunos, es sufrir. Para otros, triunfar. Pueden ser ambas cosas,
puede no ser ninguna. Puede ser todo y puede ser nada. Puede que estemos aquí
para mantener la historia o reescribirla. Para elegir o para que elijan por nosotros.
Nadie es capaz de averiguar el sentido de la
vida de otra que no sea la suya. Más tarde o más temprano, más joven o más
anciano, más maduro o más inocente.
Todos, algún día, alcanzamos a descubrir esa
meta, ese sentido.
Y el tuyo está más cerca de lo que crees.
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