Aquella noche, mientras caminaba por la zona del Palacio Real, pensé sobre un sueño pasado, un suspiro de luna evocado por un deseo, o quizás un anhelo, de lo más profundo de mi mente. Una misteriosa mujer, y quizás, la felicidad absoluta que hallé a su lado mientras dormía.
Apenas recuerdo algo de ella, ya que el sueño decidió dejarme con la miel en los labios y con unas pocas cosas de las que acordarme: una melena castaña oscura, larga, ondulada. Estábamos en un sitio al que nunca había ido, con un mar en el que una gran luna se bañaba. Y juntas bailábamos y reíamos.
No he vuelto a soñar con ella desde entonces, pero quiero volver a verla, y saber si es real. Me gustaría saber, si vuelve, su nombre, y recordar su cara, para poder buscarla entre el alborotado gentío de Madrid,
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