martes, 26 de junio de 2012

20

Dentro de unos meses cumpliré 20 años. Todo normal hasta ahí. 

Desde hace unos meses, desde que mi ex y yo lo dejamos, no he dejado de pensar en infinidad de cosas del tipo ¿qué va a ser de mi vida cuando vaya a Helsinki? ¿Qué va a pasar cuando vuelva? ¿Volveré muy cambiada?; sin embargo, también me han entrado de hacer muchísimas cosas: salir, emborracharme, hacer fotos, cosplay, leer, dibujar, escribir como si no hubiera mañana... Y eso me ha hecho replantearme muchas cosas. Siento como si desde que hubiese llegado a la universidad mi vida hubiese empezado de verdad, como si hubiese desperdiciado los 18 años anteriores. Como si no tuviese nada que contar sobre mi pasado. Y es que en el fondo no tengo prácticamente nada que contar, salvo aquellos episodios que ocuparon prácticamente toda mi adolescencia. Hechos sin los que probablemente hoy no estaría planteándome esto.

Sin embargo, en parte lo agradezco. Sigo pensando en el daño que me hicieron, pero también en todo lo que he aprendido de ello, y el valor y la fuerza que he ido consiguiendo a lo largo del tiempo. Y por toda esa gente que he conocido.

Pero me siguen dando miedo muchas cosas, entre ellas el marcharme a Helsinki. Voy a estar en un país con un contraste brutal con España, sin luz, sin sol... Y sin amigos. Todos se quedan aquí. Y una parte de ella también se quedará aquí, mientras que la otra estará allí, entre nieve, auroras boreales y páramos helados. Y me da miedo volver cambiada, el mirarme al espejo y ser incapaz de reconocerme.

Supongo que todo cambio tiene sus ventajas, pero todavía no he sido capaz de encontrárselo a este. He ansiado esta beca desde que estaba en bachillerato, y ahora, a menos de dos meses para irme allí, tengo un miedo terrible. Siempre me han dicho que los cambios no se tienen que tomar como amenaza, sino como algo bueno. Pero no he podido ver lo bueno de esto. No sé cómo me afectará.

Sí que he pensado que al irme romperé prácticamente todos mis esquemas. Romper lazos, relaciones, hojas... Romper con todo. Me da miedo ir, estar bien, libre, y no querer volver, no encajar cuando vuelva definitivamente. Seguir siendo yo, pero sin serlo. Supongo que esos miedos son típicos. 

Pero hay una cosa que tengo muy clara: tengo 20 años, estoy más viva que nunca, con muchísimas ganas de hacer todo lo que llevo queriendo hacer desde hace mucho tiempo. Quiero darle un vuelco a mi vida, quedarme sin aliento las veces que haga falta por vivir las cosas que me quedan por vivir, ir, venir, disfrutar, pasármelo bien, llorar si hace falta. Estoy mejor que nunca, y no voy a consentir perdérmelo; ya me he perdido bastantes cosas como para preocuparme ahora por otras. No. Soy consciente de la edad que tengo, que el tiempo es efímero y mis sueños infinitos.

Y mientras siga viva, cumpliré todos los que pueda y me sacaré todas las espinitas que pueda. 

Vivir, señores, vivir. Esto era lo que necesitaba.

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